José Ignacio Allúe vio hace tres años
cómo la Audiencia Provincial de Granada echaba por tierra su empeño
en que el dueño de un pub de Granada fuese condenado por los
insoportables cuatro años de insomnio que le hizo pasar a causa del
ruido que generaba su local. El citado tribunal, cuando aún no
existían muchos precedentes penales en estos casos, consideró que no
había delito por el siguiente motivo: «no afectaba a una
colectividad». Pero este granadino no cejó en su empeño y continuó
pleiteando.
Ahora, la titular del juzgado de Primera
Instancia número 6 de Granada le ha dado la razón en una sentencia,
pionera en la provincia, en la que obliga al dueño del
establecimiento a indemnizarle con algo más de 21.400 euros por los
perjuicios sufridos entre 1995 y 1999. Ha costado diez años de lucha
en los tribunales. Pero ayer, al conocer el fallo, reconoció que
«merece la pena la constancia». Y no por la cantidad, que es
exactamente lo que solicitó, sino «el reconocimiento moral».
La sentencia, firmada por la jueza Angélica Aguado, no deja
lugar a dudas en su fallo sobre la responsabilidad que el
propietario del bar, el ya conocido 'pub Salsa', tuvo en la nula
calidad de vida y problemas de salud que sufrió el demandante por el
ruido del bar ubicado justo debajo de su casa.
Multas
municipales
Apela así la sentencia a los expedientes y
posteriores multas a instancia del Ayuntamiento de Granada contra el
dueño del pub, que acreditan «el incumplimiento de las obligaciones
del dueño, por no respetar las horas cierre, tener más aforo del
permitido legalmente y tener un volumen de la música a unos
decibelios que necesariamente provocaba niveles de ruido en la
vivienda del demandante que hacía imposible a sus moradores vivir
con normalidad». Con esto, añadido a los «cuatro años de constantes
denuncias al Ayuntamiento, llamadas a la Policía Local, a la Policía
Nacional, escritos ante la Fiscalía, la delegación del Gobierno,
reuniones en la comunidad de vecinos, etc.», la jueza considera
«evidente» la actuación «antijurídica» del demandado.
Sobre
la cantidad económica solicitada, estima que es perfectamente
indemnizable, ya que no «parece excesiva».
La sentencia
incluye, además, otro aspecto tan novedoso como relevante. Y es que,
parte de la indemnización se debe a que el demandante tuvo que
«malvender» su piso por los problemas que generaba el pub. «Ahora
vivo de alquiler en San Antón y me he cuidado mucho de que en los
bajos haya de todo, menos bares», apuntaba ayer con cierta ironía
Allúe.
Lo que rechaza la jueza es la indemnización
solicitada por la esposa de José Ignacio Allúe por el síndrome
ansioso depresivo sufrido por el ruido del bar. La no comparecencia
de un perito médico en el juicio que acreditase que las fechas de la
dolencia coincidía en el tiempo con los problemas de ruido en
casa.
Una puerta abierta
La
sentencia de Primera Instancia puede ser recurrida ante la Audiencia
Provincial aún. Por el momento, Allúe se considera «satisfecho» y no
interpondrá recurso. Aunque los letrados de este granadino sostienen
que, con toda probabilidad, el dueño del pub Salsa sí lo hará.
José Miguel Castillo-Calvín, abogado del caso, indicó ayer a
IDEAL que la sentencia abre la puerta a muchas personas que sufren
el ruido en sus casas. Aunque critica, de cualquier modo, que la
Justicia en este caso ha vuelto a «mostrarse muy lenta» para dar
respuesta al ciudadano.
Por su parte, Allúe se da por pagado
con la razón que le han dado los tribunales, aunque dice haberle
costado mucho olvidar los daños. «Costó volver a la vida normal,
acostarse sin miedo a no poder dormir», recuerda. Después de todo,
tiene unas palabras de agradecimiento al dueño del pub que le hizo
la vida imposible: «Tanta lucha jurídica me ha valido para
licenciarme en Derecho y tener un máster en Medio Ambiente».
rociomendoza@ideal.es