DECIBELIOS. La
instalación de sistemas antirruido en los hogares va en
aumento. / F. GONZÁLEZ. ARCHIVO |
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HOGAR SIN RUIDOS |
Algunos consejos
profesionales para proteger su hogar frente a la contaminación
acústica:
Paredes
Capas: Los expertos adosan a
la pared varias capas de mantas aislantes cuidadosamente
selladas, como lana de vidrio y tela asfáltica, que se rematan
con pladur para devolverle la apariencia de muro sin que se
pierda un espacio excesivo en la habitación.
Coste: Se
sitúa entre los 60 y los 90 euros por metro cuadrado de pared,
según el nivel de aislamiento deseado.
Resistencia:
Logra hasta un 80% de reducción del
ruido.
Ventanas
Cristal: Los vanos definen el
aislamiento global de la vivienda frente a la calle.
Normalmente, se colocan cristales Climalit de cuatro
milímetros, aunque los mejores son de seis, sobre todo si se
acompañan de una capa antirruido entre las
láminas.
Carpintería de aluminio: Según la clase, puede
reducir la sonoridad hasta en cinco decibelios. La mejor es la
A3, con mejor aluminio y un sistema de juntas que sella
completamente, frente a la A2. También se puede optar por
carpintería de PVC.
Instalación: La correcta
colocación de las ventanas y de los elementos de sellado es
vital para limitar la entrada del
sonido.
Contraventanas: Cuando existe espacio
suficiente, se puede recurrir a la instalación de una segunda
ventana, con lo que el espacio entre las dos también se
convierte en aislante. |
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El silencio es descanso. Y el
descanso, salud. Los malagueños son cada vez más conscientes del
problema de la contaminación acústica, y acuden a las empresas
especializadas en busca de soluciones. Al contrario de lo que se
cree, la mayoría de los problemas sonoros no vienen del exterior,
sino que los causan los vecinos de las viviendas colindantes. Para
ahorrar costes, algunas promotoras reducen los muros medianeros a su
mínima expresión. A su vez, la búsqueda de la máxima rentabilidad
impone diseños que empeoran la convivencia. Especialmente cuando el
dormitorio de un piso se encuentra junto al salón del
contiguo.
«Se hacen muchas insonorizaciones. La demanda ha
crecido mucho, especialmente en la zona que comunica con la otra
vivienda». Así lo pone de relieve Manuel González, de Pladutec,
empresa especializada en aislamientos. Sobre las causas, no tiene
dudas: «Antes, la medianera tenía al menos dos paredes y un
aislante. Ahora, apenas se hace un tabique de ladrillo»,
explica.
Otros profesionales reconocen que existe un gran
interés por este servicio, aunque el precio frena a la clientela.
Así opina Francisco Arroyo, de Aisplac 2005. «El metro cuadrado de
pared tratada cuesta unos 90 euros y con ello se consigue un 80% de
aislamiento. El ruido nunca se elimina del todo, pero sí se consigue
una rebaja considerable», comenta. La mayoría de las veces, el
problema se deriva de la distribución de las viviendas. «El
dormitorio da al salón del vecino. Depende de cómo sea la obra de la
casa, del enfoscado, que se note más o menos», añade.
Javier
Oviedo pertenece a la firma Eygema, empresa de ingeniería
especializada en estudios acústicos. Critica que los edificios sólo
cumplan las especificaciones mínimas. «La gente está bastante más
concienciada que antiguamente, pero en la construcción se está a la
espera de medidas legales, como el decreto nacional de ruidos y la
entrada en vigor del apartado sobre acústica del Código Técnico de
la Edificación. Ahora sólo hay unas exigencias mínimas»,
relata.
Este experto considera que los bloques antiguos están
a un nivel muy por debajo en insonorización. «Ahora se usa el
forjado reticular, mucho mejor acústicamente, por lo que las
fachadas aguantan, y las ventanas dobles, de tipo Climalit». A este
respecto, indica que los vanos definen el aislamiento global y
advierte que, en este apartado, se pueden hacer múltiples mejoras.
«Normalmente se ponen cristales de cuatro milímetros, pese a que los
mejores son de seis. Se dice que son Climalit, pero no el grosor del
cristal», aclara.
Otro punto clave es la carpintería de las
ventanas que, según Oviedo, puede reducir la sonoridad hasta en
cinco decibelios. «El ruido busca la fuga, la zona más débil y por
ahí se cuela. La mejor es la A3, con mejor aluminio y un sistema de
juntas que sella completamente, frente al A2». El ingeniero también
resalta que la colocación es vital a la hora de evitar
ruidos.